Desde este insignificante rincón del planeta, doy las gracias al pueblo norteamericano por no haber jodido el mundo más de lo que ya lo estaba, escogiendo la opción correcta entre lo malo y lo peor. La reelección del presidente Barack Obama supone un respiro para los progresistas en estos tiempos en que la ultraderecha, mal disfrazada de garante del rigor presupuestario (con los más débiles, por supuesto), amenaza las conquistas sociales logradas por las clases populares en las últimas décadas. En Europa, son personas que defienden una economía al estilo Romney las que mandan. Así nos va, y peor nos irá si no las sacamos pronto de sus confortables sillones.
Efectivamente esta mañana nos hemos levantado exactamente igual, mañana también será igual, bendita normalidad!! Los que hace cuatro años votaron por una política imperfectamente más social lo han vuelto a hacer; siguen creyendo que «podemos» cuando cuesta creer y predican con el ejemplo. Va a ser verdad que son bastante más que hamburguesas y coca-cola…thanks my friends.
Hay que dar gracias (porque el resultado de unas elecciones en los USA afecta a todo el mundo) a las minorías, que son las que han decantado la balanza a favor de Obama. Y tampoco es casualidad que en gran parte de los Estados con un mayor nivel educativo y cultural hayan ganado los demócratas. Que la gente vaya a votar y escoja la opción menos mala (cosa que por aquí no sucede casi nunca) es un consuelo.