No contento con haber cesado a multitud de acreditados periodistas de sus puestos en RTVE y RNE, el Gobierno del PP, siempre tan nostálgico del NO-DO, se dedica ahora a chantajear a organizaciones de consumidores como FACUA, amenazándoles con retirarles las subvenciones estatales (ya se sabe que el poder es siempre muy generoso con quienes pueden joderle) si no dejan de denunciar las consecuencias que para los ciudadanos tienen los recortes aprobados por estos amantes de la censura y el chalaneo. También pueden censurar internet, como en China o Irán, dos sociedades de las que la mentalidad de quienes tristemente gobiernan España está más cerca de lo que parece. O también pueden irse al carajo, complaciendo por una vez a sus sufridos gobernados (para ellos, súbditos). Se les nota nerviosos por los malos resultados que les otorgan las encuestas afines, y sobre todo porque saben que, más allá de esos estudios virtuales y manipulados, se están quedando solos. La pataleta habitual del mal gobernante es la censura. En España existe, y mucha. Lo saben quienes se atreven a decir o escribir lo que no toca, pues a los que mandan no les gusta nada la libertad de expresión cuando se utiliza para expresar discrepancias. Pues, como diría una de las suyas, que se jodan. Cada vez seremos más, hasta hacer que se vayan.