Tal vez el tal Carromero no sea lo que parece, el típico tragaldabas que entra en política para medrar y vivir del cuento, uno de esos miembros de la casta que no debería conducir ni un carrito de la compra y juega a conducir países… a la ruina, porque no dan para más. Lo que sí es este individuo es un presunto delincuente, alguien que, estando privado del derecho a conducir vehículos a motor por la multitud de infracciones cometidas al volante, se dedica a imitar a Fernando Alonso en un país extranjero, causando un accidente cuyo resultado fue la muerte de una persona, en este caso el disidente cubano Osvaldo Payá (a veces, los sarcasmos del Altísimo pueden llegar a ser muy cabrones). Lo único que se puede hacer con ese sujeto es juzgarle, y procurar que no cause la muerte de nadie más.