El Jamboree se vistió de gala el viernes noche para recibir a uno de esos grupos que ya nacen importantes: Fly, formado por Mark Turner, Larry Grenadier y Jeff Ballard. Casi nadie al aparato, que diría Cifu. Muchísima expectación en la sala y ganas de ver y escuchar de qué va el nuevo proyecto que une a tres de los más prestigiosos y solicitados músicos del jazz mundial. Pues va de jazz moderno y sin concesiones, de búsqueda, de canciones de altos vuelos y largo recorrido, de virtuosismo controlado, de indiscutible talento.
Con suma puntualidad, el grupo subió al escenario y atacó el primer tema. Conociendo la trayectoria de Turner, Grenadier y Ballard, esperaba un trío democrático, en el que la personalidad de sus miembros quedara supeditada al proyecto colectivo, y eso fue lo que encontré. Partiendo de material original (incluyendo una tremenda, y casi irreconocible, versión de un viejo tema de Turner, Lennie groove), este auténtico dream team del jazz contemporáneo se muestra incapaz de caer en el tópico y ofrece una música que no es nada fácil, pero sí espléndida, en calidad instrumental, en la formulación del concepto y en la interacción entre los músicos. Ya fuera por los siempre sutiles (incluso cuando pega) y extremadamente personales devaneos al saxo de Mark Turner, por la precisión sin límites del maestro del contrabajo Larry Grenadier, por las continuas lecciones de marcar ritmo del batería Jeff Ballard, o por la calidad de los nuevos temas como Kingston o Brothersister, a uno se le hizo cortísimo el concierto y le quedó la sensación de haber visto y oído a una banda de referencia, formada por unos músicos que podrían dormirse en los laureles que adornan sus respectivos y exquisitos currículums, pero que ha decidido ir más allá, cosa que todos y cada uno de quienes vimos su actuación en el Jamboree agradecimos, y mucho.
En concierto, en el verano de 2010:
Misma actuación, aquí interpretando un tema escrito por Jeff Ballard: