En ocasiones se dan premios para honrar el propio galardón, más que al galardonado. Es lo que me sugiere la concesión del premio Príncipe de Asturias de las Letras a uno de los mejores escritores de canciones que he oído y oiré jamás: Leonard Cohen, el hombre de quien una vez dije que canta lo que muchos querríamos, mejor de lo que jamás sabríamos hacerlo. He leído todas sus letras y todos sus poemarios, y pocos versos me han dicho y me dicen tanto como los suyos. Tuve el privilegio de asistir, hace dos años y pico, al concierto que el trovador judeo-canadiense ofreció en el Palau Sant Jordi, justo el día de su septuagésimo quinto aniversario, y aún hoy miro la entrada con reverencia. Se anuncia nuevo disco de Cohen para el año que viene. Me alegro, porque es uno de los pocos artistas surgidos en los 60 que grabó discos realmente importantes más de dos décadas después, y aún le veo capaz de escribir mejores canciones que las del 99% de gente que se dedica a poner palabras sobre música. Sí, para algunos, Leonard Cohen es nuestro hombre.
Videoclip de uno de mis favoritos cohenianos, Closing time.