Inauguración por todo lo alto de mi temporada de conciertos otoño-invierno asistiendo a la actuación de uno de los grandes de la guitarra (no sólo jazzística): Pat Martino. El lugar, el Jamboree, que este año me ha dado varias alegrías y, anoche, una de las mayores. Eso de tener a escasos metros a grandes figuras de la música, sin perderse detalle de su toque y sus gestos, es lo que uno entiende por concierto, lo que te hace aflojar la cartera, adentrarte en el inframundo ramblero un día de esos de quedarse en casa, y disfrutar.
Como apasionado de los virtuosos de la guitarra y los teclados que soy, el trío guitarra-Hammond-batería es una de mis formaciones favoritas en el jazz. Martino la ha cultivado desde el principio de una carrera interrumpida hace treinta años por una complicada operación cerebral que le hizo perder por completo la habilidad para tocar. Nadie lo diría viendo la agilidad y la precisión con la que sus dedos se desplazan hoy a través del mástil de la guitarra, la misma que me impresionó hará unos dos años y medio en Luz de Gas, la misma que me hace escuchar sus discos con veneración.
Desde hace ya muchos años, Martino interpreta en sus conciertos el mismo repertorio, con muy pocas variaciones en cuanto a los temas elegidos. Anoche no fue una excepción. Como suelen hacer los grandes veteranos para no anquilosarse y seguir evolucionando, el guitarrista de Filadelfia apareció acompañado por dos músicos jóvenes; el excelente organista Jay Bianchi y el batería Shawn Hill, con un look en principio más propio de Sepultura que de un trío de jazz, pero que supo ser sutil en el acompañamiento y contundente en sus partes solistas. Con ellos, Martino enlazó, casi sin pausas, temas en su mayoría de tempos medios o rápidos, a excepción de la fantástica interpretación baladística del tema de Horace Silver Peace. El nivel medio fue muy alto, pero el momento cumbre del concierto fue la versión del clásico de Bobby Hebb Sunny, una canción que Martino literalmente borda y toca como nadie. Después de eso, un tema potente para terminar, el líder anunciando sus deseos de que todos volviéramos a vernos el próximo año (así sea, maestro) y, otra vez, la vuelta a la realidad. Silbando Sunny al subir las Ramblas, eso sí, y sin apenas reparar en los lateros y las guiris minifalderas.
Martino y su trío interpretando Round midnight hace sólo tres días:
No podía faltar: Sunny, tal como aparece en el disco Pat Martino Live, de 1972.