
A DAY´S PLEASURE. 1919. 20´. B/N.
Dirección: Charles Chaplin; Guión: Charles Chaplin; Dirección de fotografía: Roland Totheroh; Montaje: Charles Chaplin; Diseño de producción: Charles D. Hall; Producción: Charles Chaplin, para First National Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: Charles Chaplin (Charlot); Edna Purviance (Esposa); Tom Wilson (Marido en el barco/ Guardia de tráfico); Babe London (Esposa mareada en el barco); Henry Bergman (Capitán/Guardia de tráfico); Loyal Underwood, Charles Reisner, Jackie Coogan, Marion Feducha, Jessalyn Van Trump.
Sinopsis: Charlot se dispone a pasar un día de descanso junto a su familia.
Durante la Gran Guerra, Charles Chaplin se convirtió en una de las estrellas cinematográficas internacionales más importantes, y eso hizo que sus ambiciones artísticas crecieran. Decidido el paso a los largometrajes, Chaplin se encontraba en plena preparación de la que sería su ópera prima en este terreno, El chico, cuando fue requerido por la First National para ofrecer un nuevo corto a su numerosísimo público, deseoso de contemplar nuevas aventuras de Charlot. En respuesta a esa demanda, Chaplin realizó A day´s pleasure, cuya traducción española es imprecisa.
Enfrascado en otras tareas mucho más importantes para él, Chaplin dirigió este cortometraje con el piloto automático y en sólo una semana, pero que nadie olvide que una obra suya a medio gas es muchísimo, como puede apreciarse en especial en el último tercio del cortometraje, con la hilarante peripecia vivida por Charlot con los guardias de tráfico, ejemplo de cómo generar diversión con unos elementos mínimos. Es la tercera y mejor parte de la crónica de un día festivo en familia, que el protagonista inicia de manera accidentada por culpa de un automóvil que parece tener vida propia… y bastante mala uva. Logrado el propósito de arrancar el vehículo, Charlot, su esposa e hijos (aquí no es el menesteroso de tantas ocasiones, sino un ciudadano medio) se embarcan en un buque de recreo, en el que el oleaje y la poca pericia marinera de los pasajeros provoca mareos que degeneran en peleas, siendo esta la parte más previsible del conjunto.
Charles Chaplin se marcó un Juan Palomo notable, pues se encargó en exclusiva de la dirección, la escritura del libreto, el montaje y la producción. Su dominio del medio era tal a esas alturas, que incluso pensando en otra cosa era capaz de dar una clase magistral de cómo generar y captar el humor físico en pantalla. Dadas las urgencias, reunió en torno a sí a sus compinches habituales de la época, como el camarógrafo Roland Totheroh o Edna Purviance, pareja y actriz protagonista de la práctica totalidad de los films de Chaplin en esa etapa, que en esta ocasión tiene un papel casi anecdótico, sin margen para un lucimiento que sí consiguen secundarios habituales como Tom Wilson y Henry Bergman, tremenda pareja de guardias urbanos. Como curiosidad, el hijo menor de Charlot en este film es Jackie Coogan, muy pronto coprotagonista de El chico.
Un Chaplin menor, pero no una película menor. Veinte minutos de diversión nunca sobran.