VAN GOGH. 1948. 19´. B/N.
Dirección: Alain Resnais; Guión: Gaston Diehl y Robert Hessens; Dirección de fotografía: Henry Ferrand; Montaje: Alain Resnais; Música: Jacques Besse; Producción: Pierre Braunberger, Gaston Diehl y Robert Hessens, para Les Amis de l´Art- Panthéon Productions-Canton Weiner (Francia).
Intérpretes: Claude Dauphin (Narrador).
Sinopsis: Repaso a la vida del pintor Vincent Van Gogh a través de sus obras.
Años antes de convertirse en uno de los referentes de la Nouvelle Vague, Alain Resnais desarrolló una prolífica trayectoria en el cortometraje, que alcanzó niveles importantes de reconocimiento en su serie de trabajos sobre la pintura. El primero de ellos lo dedicó a Vincent Van Gogh, y consiguió ni más ni menos que el Óscar en su categoría.
La propuesta de Resnais, y de los guionistas y productores Gaston Diehl y Robert Hessens, se basa en tres pilares: el visual, compuesto íntegramente por obras del pintor holandés; la presencia de un narrador, que acompaña la exposición de los cuadros con detalles de la vida de Van Gogh, y una banda sonora que complemente ambos elementos. Las tres, con todo, presentan defectos: la elección de una fotografía en blanco y negro, quizá motivada en que los procesos de cine en color empleados en la época no satisfacían a los creadores de la película, no parece la más acertada para explicar a un artista en cuya obra los aspectos cromáticos tienen tanta relevancia. La narración, a cargo del prestigioso actor Claude Dauphin, es eficaz cuando se limita a lo descriptivo, pero en ocasiones hace gala de un lirismo impostado que no favorece al film. Y la banda sonora, a la que no le falta calidad, se pierde en el tramo final en un exceso de dramatismo.
En el lado positivo, decir que Resnais no se limita a mostrar un cuadro tras otro, sino que pretende hacer cine con ellos, algo que lleva al paroxismo en los frenéticos travellings verticales que ilustran el estado mental de Van Gogh durante sus meses de internamiento en el sanatorio de Saint-Rémy. Abundan los planos detalle, e incluso hay panorámicas que se inician en una parte de un cuadro y finalizan en otro. Esto otorga entidad cinematográfica a este trabajo, y le ayuda a no ser algo meramente enciclopédico. Resnais propone movimiento, que es la principal diferencia entre el cine y la pintura, y acierta de lleno.
No le faltan aspectos cuestionables, pero el Van Gogh de Resnais continúa siendo una original forma de acercamiento a la obra de un pintor sobre el que dudo que quede ya algo por decir.